
En la fecha conmemorativa del Día Mundial de la Tuberculosis queremos generar conciencia sobre las consecuencias y acelerar los esfuerzos en ponerle fin a esta enfermedad. Acá te contamos un poco sobre esta patología.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), un total de 1,5 millones de personas murieron de tuberculosis en 2020 (entre ellas 214 000 personas con VIH).
A nivel mundial, la tuberculosis es la decimotercera causa de muerte y la enfermedad infecciosa más mortífera por detrás del COVID-19 (por encima del VIH/Sida).
Es una enfermedad infecciosa causada por el Mycobacterium de la tuberculosis, se transmite a través de la inhalación de microgotas de saliva, suspendidas en el aire que contienen el bacilo, expulsadas por personas que tienen tuberculosis al momento de toser, hablar, cantar o estornudar.
Esta patología puede afectar cualquier órgano o tejido, sin embargo, la forma más común de la enfermedad es la pulmonar. Cuando la infección afecta órganos diferentes al pulmón, esta se denomina tuberculosis extrapulmonar.
Una vez la persona se infecta puede llegar a desarrollar síntomas en, aproximadamente, 2 a 10 semanas o incluso no desarrollar síntomas, pero portar la infección, a esto último lo llamamos tuberculosis latente.
El principal síntoma es la tos con expectoración por más de 15 días, en algunos casos la expectoración puede estar acompañada de sangre. Además, puede presentar, fiebre, sudoración nocturna, pérdida de peso (sin explicación), cansancio, debilidad, dolor de pecho persistente y dificultad para respirar, esto último en casos avanzados.
Es aquella persona que presenta tos con o sin expectoración por más de 15 días continuos. En el caso de las personas que viven con pacientes con diagnóstico de tuberculosis, se considera sintomático que presente tos y expectoración de 1 o más días de duración.
Se puede diagnosticar por laboratorio, por confirmación clínica o por nexo epidemiológico:
Laboratorio: paciente que se confirma diagnostico con resultado positivo de pruebas bacteriológicas para detectar el bacilo. Entre las más usadas están la baciloscopia seriada (pruebas de esputo), el cultivo en medio líquido y la prueba molecular.
Confirmación clínica: paciente diagnosticado por criterio médico, ya que en la valoración puede presentar síntomas con anomalías en medios diagnósticos como radiológicos, histopatológicos, entre otros sugestivos para tuberculosis, pero con pruebas bacteriológicas negativas.
Nexo Epidemiológico: paciente con pruebas bacteriológicas negativas que presenta síntomas clínicos positivos y es contacto o puede estar expuesto a un caso confirmado de tuberculosis.
Este consta de 2 fases:
La primera fase denominada intensiva. El objetivo es eliminar el bacilo y la segunda fase conocida de continuación, la cual busca eliminar los bacilos de lento crecimiento.
La duración del tratamiento será de 56 dosis en la fase intensiva (aproximadamente 2 meses) y 112 dosis en la fase de continuación (aproximadamente 4 meses).
Cabe resaltar que la irregularidad frente a la toma de los medicamentos puede determinar fracasos del tratamiento o resistencia a la bacteria.
Teniendo con en cuenta lo anterior, se hace énfasis en la importancia de terminar el tratamiento en su totalidad, reiterando que es gratuito.
La vacuna de la BCG contiene formas vivas atenuadas del mycobacterium Bovis que se utiliza para prevenir las manifestaciones más graves de la tuberculosis extrapulmonar tales como la meningitis tuberculosa o la tuberculosis miliar
Es fundamental aclarar que la vacuna de la BCG no evita la infección ocasionada por el mycobacterium tuberculosis, pero su poder protector reduce el riesgo de enfermar por esta patología.
De ahí la importancia de vacunar a todos los niños al momento de nacer, niños menores de un (1) años no vacunados y en niños o niñas pertenecientes a pueblos indígenas, víctimas del conflicto armado, en condiciones de desplazamiento o provenientes de comunidades de áreas rurales dispersas se podrá aplicar hasta los cinco años.
Consiste en la administración de medicamentos antituberculosos a personas con riesgo de ser infectadas o desarrollar tuberculosis, especialmente niños, niñas, adolescentes y personas con inmunosupresión priorizadas que sean contacto de un paciente confirmado para tuberculosis.
• Se recomienda mantener limpias las superficies al interior de la vivienda, evitando toser o estornudar sin taparse la boca.
• Se deben restringir las visitas a personas menores de 5 años, personas que con VIH, diabéticos o que tengan otras inmunodepresiones, durante los primeros 15 días de iniciado el tratamiento.
• La habitación, en lo posible, debe ser ventilada con acceso a la luz del sol, con ventanas amplias que permitan que el aire circule.
• Cubrir la boca y la nariz con un pañuelo desechable o con el antebrazo al toser o estornudar.
• Toser sobre un papel desechable: papel higiénico, servilletas o pañuelos. Los fluidos nasales que se producen deben recogerse en el papel desechable y colocarse en una bolsa de plástico, cerrarla y llevarla a la basura.
• Lavar las manos después de toser o expectorar.
• Se recomienda el uso de tapabocas que cubra boca y nariz de la persona afectada por tuberculosis los primeros quince días si es una tuberculosis pulmonar.
• Se debe evitar fumar. El cigarrillo no causa tuberculosis, pero sí favorece el desarrollo de la enfermedad y puede complicarla.
• No se recomienda el consumo de bebidas alcohólicas durante todo el tratamiento.
• La alimentación debe ser adecuada en horarios, cantidad y calidad.
• Los familiares y amigos de trabajo deben apoyar el tratamiento y seguimiento para facilitar la adherencia al tratamiento.
• No olvides consultar a tu médico frecuentemente.