
¿Sabes qué tienen en común los escritores Agatha Christie, Edgar Allan Poe y Lewis Carroll? Aparte de haber escrito grandes obras de la literatura mundial, los tres padecieron epilepsia. Las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, OMS, indican que cada año se descubren en el mundo cinco millones de nuevos casos de esta enfermedad. Eso equivale al total de la población de Santander y Atlántico. Este trastorno del cerebro se caracteriza por episodios de convulsiones que aparecen sin previo aviso y toman por sorpresa tanto a pacientes como a sus familiares.
Cada convulsión puede durar de dos a tres minutos y, en ocasiones, está acompañada por la pérdida de la consciencia. Así lo explica María Eugenia Toro, neuróloga y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, quien añade que en episodios que duren más de cinco minutos debe buscarse ayuda médica inmediata.
“Los órganos más afectados en una convulsión son los del sistema cardiorrespiratorio, sobre todo en las crisis que son las generalizadas en las que hay pérdida de la consciencia, porque hay un latido cardíaco más acelerado y se requiere más oxígeno”, sostiene la especialista.
Por eso, una de las recomendaciones que entrega para los casos en los que una persona convulsione es no acercarse demasiado para permitirle que reciba la mayor cantidad de oxígeno posible. También es clave mantener la calma y retirar elementos que puedan ocasionarle una lesión como objetos afilados o pesados.
“Si podemos, debemos poner de lado al paciente para evitar que con su propia saliva vaya a broncoaspirar, es decir, que esa saliva vaya hacia los pulmones. No se le debe introducir objetos dentro de la boca, tampoco debemos darles nada de tomar porque debido a su alteración de la consciencia puede broncoaspirar”, agrega Toro.
Las convulsiones se deben a descargas eléctricas excesivas de grupos de células cerebrales que pueden producirse en diferentes partes del cerebro.
Los especialistas han hecho referencia a que Juana de Arco, el pintor holandés Vincent Van Gogh y el cantante Elton John fueron diagnosticados con este trastorno. Sin embargo, lograron destacarse en sus campos y la enfermedad no fue obstáculo para sus hazañas.
Hace varias décadas se creó el estigma que los pacientes con este trastorno tenían una afectación psicológica pues se pensaba que las convulsiones comprometían su inteligencia y aprendizaje.
Sin embargo, con el paso de los años ese mito desapareció y las personas con epilepsia pueden gozar de una vida social, trabajan, estudian y hacen ejercicio de manera regular. Todo, claro está, bajo las indicaciones médicas y por eso desde NUEVA EPS se entregan las orientaciones tanto a pacientes como familiares y cuidadores para que esta enfermedad no genere afectaciones en esos entornos.
El origen de la epilepsia puede tener varias causas. El daño cerebral por lesiones prenatales o perinatales es una de esas razones. Al respecto, la neuróloga Toro reitera que “la recomendación es que las madres gestantes hagan su control prenatal adecuado desde el momento en que se dan cuenta de que están embarazadas y que el parto sea atendido en las mejores condiciones para evitar sufrimiento fetal en ese momento”.
La especialista sostiene, además, que en la infancia hay que cuidar mucho a los niños de las caídas y en la población en general prevenir accidentes de tránsito para evitar traumatismos que impacten la cabeza.
La OMS, por su parte, asegura que la epilepsia asociada a accidentes cerebrovasculares también es prevenible a través de medidas como el control de la hipertensión arterial, la diabetes y la obesidad, el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol.
Tener epilepsia no es sinónimo de llevar una mala calidad de vida. Con el tratamiento adecuado y siguiendo al pie de la letra las recomendaciones médicas un paciente se puede sobreponer a esta enfermedad.
Si la epilepsia fuera un obstáculo, Elton John no hubiera escrito Sacrifice, ni Juana de Arco hubiera comandado al real ejército francés, Agatha Christie no hubiera sido la maestra del suspenso literario y Lewis Carroll tampoco hubiera escrito Alicia en el país de las maravillas.