
Cuando Ludwig van Beethoven estrenó su novena sinfonía en Viena, Austria, el 7 de mayo de 1824 ya era sordo. De hecho, alguien de la orquesta tuvo que girar al afamado director para que viera la ovación que en pie le ofrecía la realeza y la nobleza tras escuchar la magistral pieza. Perderse de los mejores momentos de tu vida por cuenta de malestares en tu sistema auditivo es algo que no querrás que te pase como le aconteció al genio musical con su famosa sinfonía, también conocida como el Himno de la alegría.
Por eso, es importante que tengas en cuenta que una de las maneras más comunes de daño en los oídos es limpiarlos de forma incorrecta. Y aunque muchas personas creen que lo ideal es hacerlo con los famosos copitos de algodón, esta práctica genera daño en la estructura del oído.
“Los riesgos de introducir objetos en los oídos son muchos”, dice Jeimy Celis, médica de NUEVA EPS. Es decir, copitos, lápices, tapas de esfero, depiladores o elementos similares constituyen un peligro para las partes del oído. “Las lesiones, en ocasiones, son irreversibles. El oído tiene un sistema propio de autolimpieza”, remata Celis.
Todo en el cuerpo humano tiene una razón de ser. El cerumen que se produce en el oído no es la excepción. Su función es servir de barrera ante lesiones o infecciones que se puedan generar en este órgano.
“El cerumen es producido por unas células encargadas de esta función y lo hacen de forma regulada. De la anatomía de cada persona depende la cantidad de cera que se produce, pero es importante comprender que esa cera es normal y así mismo como se genera dentro del oído, ella misma sale, sin necesidad de sacarla con algún objeto”, explica la doctora Jeimy.
Como dato curioso te contamos que en la publicidad de una reconocida marca de copitos en ningún momento hacen referencia de que ese producto sirva para la limpieza de oídos.
Lo que ocurre al introducir un copito en el oído es que el cerumen, en vez de salir, se va más hacia el fondo del oído y se compacte ocasionando lo que se conoce como tapones cerosos que generan pérdida parcial o total para escuchar sonidos.
El campo auditivo de una persona está en un rango de 20 a 20.000 hertz. En animales como el delfín ese espectro llega a los 160.000 hertz.
En marzo de este año, la Organización Mundial de la Salud publicó que en el mundo 1.500 millones de personas padecen “algún grado de pérdida de audición”, patologías atribuidas a diferentes causas, entre ellas al tapón de cerumen.
Los efectos de la pérdida auditiva por cuenta del cerumen pueden ser temporales y en esos casos es necesaria la intervención de un profesional de la salud para que haga un lavado o irrigación de los oídos afectados y así liberar el canal para recuperar el sentido.
“Es preferible que no se haga en casa y hay que tener en cuenta que ese lavado no es para sacarse cuerpos extraños, sobre todo en niños que tienden a meterse objetos, piezas pequeñas de juguetes o incluso fríjoles”, sostiene la doctora Jeimy.
Es un procedimiento sencillo que, incluso, es necesario en personas cuyo organismo produce cera más de lo normal. En esos casos, NUEVA EPS te invita a que agendes tu cita con un otorrino o un otólogo para establecer las causas y así no tengas afecciones ni riesgos mayores con tu sistema auditivo.
Aunque puede ser molesto, y hasta incómodo socialmente, evita introducir elementos para retirar ese tapón. Lo que se sugiere es que en el momento del baño te limpies la oreja sacando los residuos, pero sin usar objetos.
En síntesis, las infecciones que aparecen con esta mala práctica pueden ser crónicas si no reciben un tratamiento adecuado, afectando el cerebro y poniendo en riesgo la vida. Por eso, cuando intentes limpiarte los oídos con un objeto, recuerda el inicio de la novena sinfonía de Beethoven para que sigas disfrutando de todos los sonidos: “escucha, hermano…”